Aquí dejo para la afición este microrrelato que tiene el mérito, para ser tan corto, de haber sido escrito a medias con Sabino Jarana, que sabe mucho de estas cosas:
Encontré en Internet un curioso anuncio: Escuela de
Políticos, lábrese un porvenir. Aunque el curso era caro, prescindí de algunas
birras diarias, me matriculé y lo realicé online. Pasado un año me enviaron un
título y me afiliaron a un partido político con el que no comulgaba. Tuve éxito
aplicando bien mis conocimientos aprendidos en el arte de trepar y poner
zancadillas. Pronto fui elegido parlamentario autonómico y héteme ahora
defendiendo brillantemente ideas que antes me aborrecían. Pero ochenta mil euros
anuales – entre sueldo, dietas y demás prebendas más o menos opacas – bien
merecen la pena. Digo yo.