El valle del Aragón mantiene muchos secretos guardados, como este ángel que a menudo pasa inadvertido a ojos del visitante, pese a no encontrarse precisamente escondido. No sabemos si el misterioso viajero polaco que visitó aquellas tierras en el año mil quinientos se percató de su presencia o también lo pasó por alto cuando visitó el Monasterio de la Oliva en busca de una leyenda.
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