jueves, 10 de noviembre de 2016

Sogatira

Acabo de escuchar en directo en Cuatro a Juan Carlos Monedero equiparando a Rivera y Rajoy con Hitler. Dice que él no es populista y a la vez se atribuye la virtud de poseer la verdad absoluta. Todo lo que hacen los demás está mal y tiene oscuras intenciones. Todo lo que propone él es guay, limpio y nos llevará inexorablemente a la paz y la felicidad mundial. Parece que no se mete con el PSOE porque sin duda tiene alguna esperanza de que regrese Sánchez. Por su parte, el PP quiere censurar la nueva sátira popular española - e internacional - más popularmente conocida como los "memes", vaya... ¿y los humoristas...? ¿vendrán detrás? Quizás debería empezar a temblar Oroz...  Al final, el retrato que queda es el de una sogatira que de alguna manera obliga a posicionarse a los que están en medio o no querían jugar. Eso es lo alarmante, mandar mensajes a los medios dirigidos a polarizar en lugar de a unir, lanzar o sugerir iniciativas precipitadas en momentos delicados. Si algo demanda la ciudadanía - ese famoso cambio - es que los políticos estén a la altura de las circunstancias, que trabajen en lo importante, no que estén en continua campaña electoral intentando desgastar al adversario o reforzando su posición política. El señor Monedero aún no se ha enterado de que a las personas inteligentes se les conoce por sus palabras y sus actos, pues estos normalmente provienen de una reflexión, más acertada o no. No basta con formar parte de la aristocracia académica ni con aparecer en el cartel de una conferencia.  Tampoco parece que conozca que entre quienes le escuchan y pueden llegar a votar a su partido - ese pueblo que alegremente se echan a la espalda - existe un nutrido grupo de personas que poseen esa inteligencia que él intenta aparentar en su maquiavélica retórica. Esos ciudadanos, gente normal y corriente, de vaqueros y camiseta en la calle, chándal y/o pijama y pantuflas en casa, pero que seguramente se pondrían una corbata para ir a trabajar al congreso de los diputados - no por pijos, sino por respeto a la institución y los ciudadanos - le escuchan atentamente, analizan y anotan sus palabras en su memoria. El señor Rajoy por su parte, parece que no se acaba de enterar de que se demanda un cambio. Que sí, que mucha gente le ha votado y debe estar contento por ello, pero eso no le da vía libre para volver a actuar como si no pasara nada. Sensibilidad social, al señor Rajoy, le falta bastante. No basta con intentar apoderarse de parte del discurso - el más bonito - de la socialdemocracia. De poco se me saltan las lágrimas cuando en campaña le ví defender la Seguridad Social, la Sanidad Pública o la Educación. Está claro que lo han asimilado, ha costado su tiempo, pero los principios socialdemócratas han triunfado y ello erosiona el discurso del PSOE pero nos permite a todos tener un buen nivel de bienestar social que ya no discute nadie. Sin embargo, por algo les llaman conservadores, y es que les cuesta mucho - infinito - adaptarse a los tiempos e intentar afrontar con solvencia y valentía cualquier cambio social. Por favor, no tiren de la cuerda, que ya sabemos lo que pasa.  
Jon Ander Crespo Ferrer

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